El año pasado los centros de Donosti, Santurtzi y Arrasate organizaron un viaje a Granada al que asistieron 60 hermanos, trabajadores y voluntarios con el ánimo de conocer los orígenes de la Orden Hospitalaria y la vida de san Juan de Dios. Este año siguiendo la estela y el buen sabor de boca que nos dejó aquél viaje, hemos querido repetir la experiencia. En esta ocasión hemos sido más austeros y nos hemos conformado con una excursión de un día a Hondarribia para conocer las andanzas del santo hospitalario por tierras guipuzcoanas como soldado.
El primer encuentro lo tuvimos en el hospital de Donosti donde fuimos recibidos por Adriano, Manolo y Mertxe que nos obsequiaron con un desayuno de media mañana. Posteriormente nos dirigimos a Hondarribia donde nos esperaba Cristina la guía que nos enseñaría la ciudad portuaria. La primera parada fue ante la estatua de san Juan de Dios. Allí se rememoró sus vivencias como soldado y la aparición que tuvo de la Virgen vestida de pastora. Tras un momento de oración en el que recordamos a las personas que atendemos, Inés y Virginia hicieron ofrenda de un ramo de flores que los pacientes habían cultivado junto a unos voluntarios en la huerta del hospital de Arrasate.

Posteriormente hicimos una visita a la iglesia parroquial de la Asunción donde pudimos descubrir la riqueza artística del templo que habla del importante legado histórico vivido por la ciudad. También pudimos contemplar las hermosas vidrieras realizadas en el siglo XX por el prestigioso taller Maumejean. Entre ellas se encuentra una que recoge la escena vivida por san Juan de Dios en la localidad guipuzcoana.
Acabada esta visita, nos dirigimos al Castillo de Carlos V, hoy convertido en parador nacional, el único de Gipuzkoa. Pudimos entrar dentro y dejar correr la imaginación al conocer su historia y también soñar en pasar unas vacaciones allí alojados de no ser por el precio de las habitaciones…
Seguimos caminando por las calles disfrutando de la belleza de las casas con sus colores y sus balcones llenos de flores hasta llegar al restaurante cerca del barrio pesquero. Allí en un ambiente familiar, con vistas al mar, degustamos de un sabroso menú que hizo las delicias de todos y brindamos por el momento, por la vivencia compartida. Finalmente, antes de despedirnos, ante la imagen del santo donde habíamos comenzado la excursión los santurzanos nos obsequiaron con una práctica agenda que fue una sorpresa para todos. Poco a poco estos encuentros intercentros los vamos integrando dentro de la programación pastoral, ya que lo consideramos como algo que “hay que repetir porque además de ser un acercamiento a la figura de san Juan de Dios y a su obra, también es un momento de encuentro de relación entre los colaboradores y voluntarios. Ahora a pensar…. ¿y el año que viene a dónde nos llevará san Juan de Dios?